domingo, 13 de septiembre de 2009
El viernes pasado, los chicos de Rocker Division presentaron, como venían anunciando con mucha publicidad en todos los medios locales y un paso por Zion Rock, su primer disco de estudio.
El ambiente de 990 arte club, le hace honor a su nombre: un club de artistas, o amantes de la música y el confort de un buen lugar, rodeado de decoraciones con mucha onda y gente del palo. Algo insignificante e invisible para algunos, pero que favoreció muchísimo a toda la noche, logrando otro clímax y una fusión de estilos, como el pin-up, el skate y el punk. Son diferentes, pero van de la mano, distinto el frasco, pero no el dulce. Todos tienen sensaciones con la música, por más que lleven diferentes banderas.
Las bandas invitadas, dieron en la escena un show increíble, por momentos esas melodías rasgaban la piel y se metían en la sangre, fluyendo al compás de las pulsaciones del corazón. Produciendo sensaciones de libertad, felicidad, elasticidad y por supuesto, la imaginación lo pudo todo, y remontaba a más de uno a las películas de los años `50. Otra vez en la escena “Lonesome Poly & The Chickenfaces” y “Los Frenéticos”, una de Rockabilly y otra de Surf beat. Queda por decir, que son bandas imperdibles, su música es fantástica, su vestuario da mucho gusto de ver, los instrumentos que usan, la forma de tocar, todo lo que estos géneros pueden lograr, ellos lo transmiten.
Rocker División no se hizo esperar, el público presente era la mayoría de ellos, y cuando empezaron a tocar, se sintió la emoción de los amigos, que los recibió con un pogo como debe ser, aunque en momentos se transformaba en piñas y patadas violentas, que llevaba al Turco (bajista de la banda) a pedirles a los chicos que hagan pogo acompañándose, no peleando.
Ale no podía creerlo, muchas veces decía que le sorprendía el pogo que se había armado, pero no era para menos, la potencia que tuvieron fue asombrosa, se notaba que tenían muchas ganas de tocar, pero hubo un detalle muy importante, que le bajó la calidad a toda la presentación, y muy lamentable, por que de no existir, el show hubiese merecido un diez completo. El sonido de la banda los perjudicó, estaba muy alto y dejó sordo a más de uno, eso sumado a la potencia de la guitarra de Gabriel, cosa que impedía disfrutar lo que estaba tocando, ya que ese resquebrajamiento no era agradable de escuchar, y mucho menos armonioso.
Una pena, pero tienen muchas más oportunidades por tocar, más allá de eso, la critica que podemos hacerle al disco es muy buena, con melodías muy hermosas, un comienzo con el sensacional ruidito de la maquina tatuadora y temas como “Just a man”, “Loveless Heart”, “Never ending story” y “Sick mind”, por nombrar algunos, pasando por el punk melódico, las guitarras sentimentales, y la batería al palo, hasta los gritos desgarradores, los coros detonantes y las guitarras tirando al metal, una banda para nada maricona.
Los covers que contiene el disco son dos, están reversionados al punk rock y son clásicos como “House of the rising sun” de Bob Dylan y “I Hill survive” de Gloria Gaynor.
Marina Miguel
Fotos: Nicolás Santago Papa
los esperamos en el próximo recital Frenético...